ELLA (ඇල්ල en cingalés, எல்ல en tamil)
Continuando la ruta de la
provincia central hacia el sur la carretera empieza a subir y a comunicar
pequeñas poblaciones dedicadas al cultivo del té, que ha hecho famoso este país
a lo largo de los últimos ciento cincuenta años. También se puede acceder a ellas
mediante el tren, que recorre pintorescos cortados. Una de estas localidades es
Ella, situada a mil metros sobre el nivel del mar, que recibe un gran flujo de
turistas debido a sus hermosos paisajes. En su periferia, no obstante, hay
preciosas aldeas ocupadas sólo por campesinos locales que ofrecen habitaciones
a precios reducidos. Compartir la vida rural con una familia local es una
interesante experiencia. El idioma sirve de poco, pero bastan unas pocas
palabras y dejarse llevar por la dinámica cotidiana, la preparación de
alimentos tradicionales como el roti, que se amasa en un metate y se tuesta en un comal
(ambos muy similares a los usados en las comunidades mexicanas) o la
participación en celebraciones domesticas o del barrio.
Foto: puente de los nueve arcos.
Foto: Adam's peak
La naturaleza
brinda multitud de ríos, cascadas y barrancos entre los mogotes cultivados, a
veces salvados por estrechos puentes sobre los que pasa la vía del tren. Como
el turismo está dirigido a puntos concretos, como el puente de nueve arcos o
los montes de Adams Peak, donde se ha instalado una gran tirolina, muchos
senderos están desiertos.
Fotos: campos de te y desplumado.
El té sustituyó
al café, cuyas plantaciones fueron arrasadas por plagas a mitad del siglo XIX.
Para su manejo los colonos ingleses trajeron trabajadores tamiles del sur de
India, colectivo que hoy día se mantiene en bastante medida debido a una
endogamia bastante relacionada con la exclusión social. Estos tamiles,
distintos por tanto de los tamiles esrilanqueses nativos, carecieron de
nacionalidad hasta 1990. Son aproximadamente un millón de personas entregadas a
las labores del té, como el desplume o la recolección. Siguen viviendo de
sueldos miserables y con derechos sociales mermados, son parias para los que la
realidad ha variado poco desde el tiempo en que sus antepasados fueron forzados
a migrar.
Cerca de la aldea
de Halpe hay un pequeño templo dedicado a Paththini, la diosa lechera
protectora de los embarazos y los niños.
Hacia el este hay
varios Parques nacionales, como Udawalawe, Yala y Bundala, en los que se
ofrecen safaris de unas horas a los turistas en jeep para ver sobre todo elefantes,
cocodrilos y aves. Los precios, como en todos los Parques nacionales del país,
son bastante elevados. Por otra parte, no es raro cruzarse con grupos de
elefantes al transitar por la carretera camino de las playas del sur. De hecho,
se ven periódicamente señales de tráfico que advierten de esta posibilidad. En
realidad, estas zonas pertenecieron a los Vedda, hoy en día arrinconados en los
bosques próximos al pueblo de Kataragama, que toma el nombre del dios al que
estos supervivientes veneran por su divina esposa.
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