SRI LANKA (ශ්රී ලංකා en cingalés, இலங்கை en tamil)
Esta isla en
forma de lágrima está presente en las mitologías indias y conservó una
población esencialmente dravídica en los tiempos de conquistas y sometimientos.
Parte de ella la formaban los pueblos Veddas originarios, hoy en día reducidos
a unos pocos miles que han perdido prácticamente su lengua y su cultura. Otra
parte eran tamiles hinduistas, a los que se sumaron las remesas importadas por
el imperio británico en el siglo XIX. Pero el grueso de la población, de habla
cingalesa, ocupó la isla hace dos milenios y medio y adoptó precozmente la
religión budista.
Socialmente
relegados, a finales del siglo XX ambos grupos de tamiles lucharon por formar
un país independiente en el norte de Sri Lanka con el apoyo de India, pero
perdieron la guerra tras veintiséis años de confrontación en el año 2009. Hoy
día la convivencia, es decir las condiciones sociales de los distintos grupos,
es aparentemente mejor, aunque parece mantenerse la endogamia social y cultural
de los colectivos hindúes. No ocurre así entre los budistas, sobre todo en las
ciudades grandes como Negombo y Colombo, donde proliferan los símbolos
cristianos como ocurre en toda la costa occidental de India, y las familias mixtas
en las que se unen ambas religiones. Los Veddas siguieron siendo acosados,
privados de sus territorios de caza y recolección y destruidos culturalmente en
un proceso implacable de asimilación.
Por lo tanto, la
apertura esrilanquesa al turismo es bastante reciente. Los visitantes suelen
incluir Sri Lanka en una ruta combinada con India, Maldivas o ambas. En
comparación con India, se percibe un paisaje urbano mucho más ordenado y
limpio, exceptuando la continua presencia de areca y betel, que estampan calles
y caminos de salivazos rojos. Se compra ya preparado en cucuruchos en los
pequeños quioscos de lotería y se come o masca sin pudor mostrando al
interlocutor los dientes rojos. En el autobús el staff lo comparte con
el conductor mientras circula, se pasan los pedacitos de nuez, los fragmentos
de hoja sabiamente untada por el cobrador con secretos ingredientes que lleva
en bolsitas junto a los dos materiales básicos. Obviamente es un producto tan
extendido en el sur de Asia, pero unos gobiernos permiten escupirlo
públicamente mientras que otros prohíben dicha conducta. Aparte de estas
cuestiones más o menos anecdóticas, este país goza de mayor opulencia que sus
vecinos y es la segunda economía del sur de Asia.
Lo que interesa a
los viajeros que llegan a este país lleno de lagos y ríos se reparte entre
cultura, naturaleza y playa. El primero de estos elementos bascula alrededor de
los antiguos templos de Anurahdapura y otras poblaciones cercanas en la región
centro-norte. El segundo se reparte entre los numerosos parques nacionales del
país, que albergan poblaciones salvajes de elefantes y leopardos. El turismo de
playa incluye avistamientos de ballenas azules y buceo o esnórquel en áreas
coralinas. Como todos los países que se inician en el turismo, que suelen
buscar visitantes de excelencia, los precios para estas actividades son
bastante elevados. Es el clásico sueño de recibir viajeros que dejen la mayor
cantidad de dinero en el menor tiempo posible. Sin embargo, dados los notables
cambios que el arte de viajar ha experimentado desde la proliferación de las
redes sociales, quien más quien menos trata de esquivar el sablazo mediante
rutas alternativas menos costosas.
Foto: puerto de Negombo con barcas tradicionales
Foto: Stupa en el centro de Colombo
Las lenguas oficiales
son el cingalés y el tamil, las señales en la vía pública repiten sus
advertencias en ambos idiomas, expresados en dos alfabetos desconocidos para la
mayor parte de visitantes. Dada la diversidad étnica de los srilanqueses se
pueden escuchar otros muchos entre los colectivos malayos, burgueses
(descendientes de colonos europeos), moros, etc.
El área de la
capital (Colombo: කොළඹ en
cingalés y கொழும்பு en tamil) y del aeropuerto (Negombo: මීගමුව en cingalés y நீர்கொழும்பு en tamil) forman prácticamente una única población
con cerca del millón de habitantes que no ofrece atractivos especiales excepto
condensar la vida administrativa del país pues, de hecho, la mayor parte del
país es un entorno rural.
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