GOA ( गोवा )
Foto: familia en la playa.
Goa, en la región
central de la costa oeste, fue una colonia portuguesa hasta 1961 y no se
consolidó como estado indio hasta 1987. El estado más pequeño de India es
diferente del resto del país por sus antecedentes históricos y por el
desarrollo turístico, que ha modificado los referentes culturales y mejorado los
indicadores socioeconómicos hasta colocar su PIB en el cuarto puesto del
ranking nacional. En Goa se bebe alcohol, muchos indios dicen que a eso es a lo
que viene la gente de fuera. Casi en cada esquina hay una tienda de bebidas
alcohólicas a precios “normales”, todo lo contrario de lo que ocurre en Delhi o
en Rajasthan. La lengua vernácula es el konkani y la vehicular el hindi,
a veces se encuentran ancianos que creen reconocer el portugués al oírnos
hablar en español. La memoria de la colonia quizá no esté tan presente en la
lengua como en la religión, ya que un veinticinco por ciento de la población profesa
el cristianismo.
Kanakona es un
municipio que tiene doce mil habitantes repartidos en un núcleo central y
varias playas, que atraen a un importante número de turistas a este lugar. El
área urbana, conocida como Chaudi, es básicamente una calle en la que se
distribuyen los servicios, entre ellos una lonja de mayoreo donde se clasifican
cocos y nueces de areca entre otros productos. “What’s that?” pregunto y
sonríen las trabajadoras cruzándose miradas de complicidad. Insisto: “paan?”
y afirman inevitablemente con risa nerviosa. Es raro que un producto tan
consumido (sin ir más lejos lo tienen ante sí en grandes cantidades) resulte
difícil de verbalizar ante el extranjero. En este lugar, a diferencia de los
puestos del mercado, venden las nueces peladas y limpias, el comprador sólo tiene
que cortarla en rodajitas, envolverla en una hoja de betel y empezar a
mascarla, sola o con tabaco. Y es que, igual que ocurre con el alcohol, en
Canacona y Palolem beach el paan es muy visible. Además de las vendedoras
de nuez de areca y hojas de betel del mercado, también existen tiendecillas
especializadas en las que el cliente elige los aderezos para confeccionarse su
propio paan masala: tabaco, chile, azúcar, especias y fruta se unen a
los pedazos de nuez sobre la hoja de betel antes de liarla y echársela al
carrillo. Permanecerá en la boca mientras dure su sabor tiñendo de rojo la
saliva. Otros consumidores prefieren las bolsitas ya preparadas que añaden
productos para refrescar el aliento. Dicen que el paan es digestivo,
tiene diversos usos medicinales, limpia la boca y ayuda a concentrarse, aunque
la mayoría de la gente que lo masca asume que es nocivo y adictivo. Lo saben
bien ya que los colectivos que más lo utilizan parecen ser los estudiantes
universitarios, con una prevalencia del setenta por ciento. Con los extranjeros
no se habla de este hábito, resulta vergonzoso, da la impresión de que forma
parte del orientalismo con el que Occidente denigró a los pueblos del sur de
Asia. Entre mujeres está invisibilizado, pero datos de Pakistán sugieren que el
consumo es similar en ambos sexos. En la costa oeste de India y en Maldivas es
más conocido por el nombre de supari.
Foto: playa de Palolem.
También se
consigue bastante pescado como bonitos, tarsulo (sardinas), viswon
(sierra) o deliciosas especies locales como haddo haddo, dodyaro,
o haddo bangdo. Debido al turismo una parte de este pescado es importada
de los estados vecinos, como Karnataka, igual que la mano de obra barata. Son
los esclavos felices del siglo XXI. Cuanto más al
sur radica su origen, más negra es su piel, más corta su estatura y mayor su
pobreza. Son los descendientes de Kannada, una de las regiones dravídicas junto
al pueblo tamil, el telugu o el malabar entre otros, y su idioma tiene una
escritura propia. Estos peones-para-todo parecen considerarse muy afortunados
en las playas de Goa, donde beber alcohol es lícito y barato. Supuran
testosterona mientras los ojos se les van detrás de las muchachas de piel
blanca y bikini y, cuando descansan del trabajo, se bañan, chillan y juegan con
las olas comportándose como adolescentes. Apenas se ven mujeres bañándose en la
playa, muy de tanto en tanto un grupito cerrado retoza donde el agua llega a
media pierna, vestidas de arriba abajo con sari, corpiño, pendientes y demás abalorios.
La distancia
entre Chaudi y su playa más cercana, Palolem beach, es de dos kilómetros por
una maltrecha carretera en la que pululan las vacas y los búfalos y algún que
otro macaco. Existe una gran diversidad de aves en toda el área,
particularmente de cuervos y rapaces entre las que abundan los milanos negros y
los pigargos orientales, aunque habitan este lugar unas cuarenta especies entre
águilas, buitres y halcones. Con un poco de paciencia se avistan abejarucos y
preciosos sunbirds alimentándose del néctar de las flores de diversos
arbustos. Un barquero me llama en el extremo norte de la playa para ofrecerme
un paseo por el rio que allí desemboca para alimentar a las “águilas”. Me
muestra un pollo que lleva en una bolsa. No sabe contestar a ciencia cierta porqué
alimenta a estas aves, que se supone saben alimentarse solas, su trabajo es
ahora justamente ése. Antes era pescador, pero ya se ha hecho mayor y parece
que no le trae cuenta el madrugón ni el esfuerzo. Enfrente tenemos la isla de
los monos a la que se puede llegar a nado, pero no hay muchos que quieran ir.
Los monos son muy respetados en India, pero también temidos por ladrones. Hay
que cerrar bien balcones y ventanas y tener cuidado con la ropa tendida. Nada
exótico.
Foto: vacas en la playa.
Es esta una
región que casi nada tiene que ver con Rajasthan, como no sean los grupos de
vacas obstruyendo el tráfico. A menudo se ve un rebaño en la playa, descansando
tumbadas sobre la arena, uno se pregunta qué las trae a este lugar sin pastos,
acaso el mero placer de sentir la brisa y oír el rumor de las olas. Sin pastor
ni perro que las guie, de repente se levantan y se vuelven a sus praderías o a
los basureros en los que comen cartón mientras se atraviesan sin prisa y sin
agobios en el carril de los coches e impúdicamente orinan y defecan sobre el
asfalto delante de los desesperados conductores. De noche regresan a sus
corrales, construidos con bloques rojos y porosos de lateritas, material muy
abundante en el subsuelo de esta parte del país y que cobra protagonismo frente
a los prefabricados de hormigón.
La omnipresencia
de las vacas en India parece deberse al carácter agrícola de la mayoría del
país y a la necesidad de bueyes para trabajar la tierra. Transforman basuras y
cartones en combustible (boñiga), ghee y terneros con extraordinaria
eficiencia y su manejo está muy relacionado con el ciclo climático: cuando hay
monzones no se labra y, por tanto, se necesitan menos machos. Los propietarios
controlan la distribución de sexos dejando morir en ocasiones a los animales o
incluso matándolos para exportar su carne a lugares en los que comerla no rompa
ningún tabú. En contraposición a los intereses de las sociedades campesinas
pobres, los miembros de las castas altas ven con malos ojos que las vacas anden
sueltas.
Foto: playa de Agonda.
Foto: playa de Kola.
Foto: playa de Kakolem.
Cerca de Kanakona
hay varios lugares de gran belleza paisajística como el embalse Chapoli,
alimentado por pequeños cursos de agua a los que bajan a beber las rapaces, pero
la mayoría de los visitantes viene a disfrutar del baño en las playas vecinas.
Al norte se hallan las de Agonda, Kola y Kakolem, una preciosa cala actualmente
casi sin arena a causa de la intensidad de los últimos monzones. Al sur las
playas de Patnem y Galgibaga, aunque no son tan frecuentadas como la de
Palolem. Sin alejarse mucho de la línea de costa es fácil ver delfines y
tortugas.
Hoy se celebra el
Dattatreya Jayanti porque es el purnima (luna llena) de Margashirsha,
que equivale al mes de diciembre. Todas las lunas llenas tienen gracia, como
dirían en la Mancha, es por eso que muchas celebraciones hindúes se llevan a
cabo coincidiendo con ese día de cada mes. Así, se festejan diversas
divinidades u otros eventos, como por ejemplo las cosechas de otoño. El budismo
recoge esta tradición y vincula la plenitud lunar al nacimiento espiritual y el
fallecimiento de Buda, ambos acontecidos en esta fase.
Foto: bajamar en Palolem al atardecer. Al fondo a la derecha se ve la isla de los monos.
La historia de
Dattatreya remite al hijo de Anasuya y los tres dioses principales, por eso es
un dios con tres cabezas y seis brazos en el que se funden Brahma, Vishnu y
Shiva. En tal día como hoy miles de devotos acuden a los templos donde se le
venera para hacerle las correspondientes poojas u ofrendas y obtener de
este modo sus bendiciones. Como es tradicional se ofrecen flores, incienso y
lamparillas, se leen textos sagrados relativos a la deidad y se cantan
determinados bhajans o canciones rituales. En la construcción del mito
de Dattatreya intervienen elementos humanizados, como los celos (que sentían
las esposas divinas por la ausencia de sus maridos) o la maternidad: Anasuya
está realizando austeridades para que el hijo que engendre de su marido sea tan
virtuoso como los propios dioses y, cuando estos se le aparecen disfrazados de
ascetas mendicantes, los convierte en bebés y los amamanta. Es por ello
premiada con la concesión de su deseo. Hoy es día de ayuno para los brahmanes,
tradición que parece haberse incorporado al primer mundo a partir de la
difusión del yoga con diferentes finalidades, como detoxificar el organismo,
perder peso, etc.
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